En 2002, el Grupo Andre Maggi era el mayor productor de soja del mundo con un área total plantada que superaba las 160.000 hectáreas en el Estado de Mato Grosso, en el bioma amazónico. La compañía también actuaba como trading y era un actor importante en el mercado internacional de la soja. Para lograr esto, financiaba más de 600 haciendas de terceros. Operaba dos plantas de aceite vegetal, así como activos logísticos estratégicos que incluían una compañía de navegación que operaba en la vía fluvial del río Madeira e instalaciones portuarias en el río Amazonas.
IFC aprobó un préstamo al Grupo Amaggi con el propósito de proporcionar financiamiento a su cadena de suministro. Esto generó una reacción negativa de ONGs internacionales que entendían que, indirectamente, IFC estaba financiando la deforestación de la Región Amazónica. En consecuencia, IFC requirió que Amaggi desarrollase e implementase un Sistema Integrado de Gestión Ambiental y Social (SGAS) que abarcase no solo sus propias operaciones, sino que también se centrase en procedimientos de gobernanza sobre su cadena de suministro. JGP desarrolló ese sistema ejecutando un análisis exhaustivo de las regiones agrícolas de las que se obtenía la soja. Se verificaron las prácticas agrícolas, las condiciones de trabajo y los riesgos ambientales y sociales. El SGAS incluyó el desarrollo de estándares de Buenas Prácticas Agrícolas (GAP) que, posteriormente, se incorporaron al estándar RTRS (Mesa Redonda sobre Soja Responsable).
Posteriormente, JGP apoyó a Amaggi en la obtención de la certificación ISO 14001 para el SGAS, y continuó apoyando el mantenimiento de esta Certificación hasta 2009.